El papá imperfecto

 



EL PAPÁ IMPERFECTO

Junior Zapata
Guatemala

Una noche un padre escuchó que su hija oraba:
"Dios, permíteme casarme con un hombre tan bueno como mi papi".
Más tarde, el papá oraba:
"Dios, permíteme ser la clase de hombre que mi hija piensa que soy".

Los libros de auto-ayuda y los libros que presentan fórmulas y pasos para alcanzar objetivos requieren que creas en las ideas que proponen, si no las crees, no te funcionan.

No puedo pedirte que creas en nada. Sin embargo, me atrevo a pedirte que, como mínimo, creas en ti como papá para que puedas creen en tus hijos y en tus hijas.  Uno de los mejores regalos que les puedes dar a tus hijos es creer en ellos.

Está bien que no sepas todo, está bien que no tengas una respuesta para todo, nadie las tiene. Está bien que te equivoques, igual, sólo Dios hace bien las cosas desde la primera vez.

En mi propio caso, conforme mis hijas crecen y van haciendo cada vez más preguntas, poco a poco me doy cuenta de lo mucho que no sé.  Aunque tiene sus ventajas ser ignorante, porque cuando mi esposa pregunta dónde está alguna cosa que yo usé y no dejé en su lugar, puedo contestar: "... no sé".

El papá imperfecto no tiene final, siempre está mejorando.  Constantemente está corrigiendo su rumbo para lograr que sus hijos y sus hijas sobrevivan el hecho que él es su padre.

Como no somos perfectos y rehusamos libros que nos dicen cómo serlo, somos inventivos y audaces.  Sí, a veces cruzamos las fronteras del peligro; pero salimos adelante y nuestros hijos e hijas sobreviven la aventura.

Cuando mis hijas eran bebés y mi esposa se atrevía a darme a una de las dos para que la cargara, yo nunca sabía qué hacer.  Siempre lloraban y lloraban fuerte; no sé por qué lloraban, y no sabía cómo calmarlas.  Papá imperfecto al fin, fui inventivo y audaz.  Lo que hacía era cargarlas y, con la excusa de abrazarlas, las apretaba más fuerte para que lloraran más fuerte aún.  Con eso lograba que un alma piadosa llegara, y al ver mi cara de papá tonto, me quitara a la criatura para calmarla.  No es lo más recomendable, es cierto, pero me funcionó.  Una solución imperfecta de un papá imperfecto.

Un poema hebreo dice que los hijos son como un regalo.  Entonces, los debemos tratar como regalos, como algo especial y maravilloso que se nos ha dado.

Dice el poema que los hijos son como flechas en un arco en las manos de un guerrero.  La verdad, no parezco ningún guerrero -a menos que continuemos la comparación con Kung Fu Panda-.  Sin embargo, creo que lo que el poema quiere decir es que llegará el día en que nuestros hijos e hijas dejarán el "arco", el hogar, y por lo tanto deben estar listos.

Una vez que la flecha abandona el arco, ya no hay forma de cambiar su rumbo.  Por eso, mientras nuestros hijos e hijas aún están en nuestras manos -como flechas en el arco de algún guerrero-, debemos apuntar bien y tener seguridad de a dónde queremos lanzarlos, porque una vez que se separen y dejen el arco, es muy poco lo que podemos hacer.

Sin embargo, siempre hay esperanza.  Tal vez tienes un hijo o una hija que está en circunstancias complicadas.  Se ha involucrado en cosas de las que no sólo no estás orgulloso, sino que también pueden ser de peligro para él o ella.

Cualquiera que sea la situación, no puedes ser tú el que deje de creer en él, en ella.  Es probable que ya todos los hayan descartado; el gobierno los ha desacreditado, la iglesia se ha olvidado de ellos, la sociedad los ha desterrado, el resto de tu familia ha dejado de creer en ellos, en ellas.  Pero él, o ella, debe saber que tiene a alguien que cree que existe la posibilidad de redención.  No importa si tú crees que te has equivocado, créeme, sí, te has equivocado; pero ese no es el final.  Debes de creer en tu hijo o hija, debes de creer que hay esperanza para él o ella.  Debes de creer, todos los días de tu vida, hasta el día en que des tu último respiro, debes de salir al camino por donde él o ella se fue y esperar, puede ser que hoy, sea el día que regrese.

El bien que haz hecho en la vida de tus hijos, por muy poco que pienses que haya sido, puede dar fruto y desplazar el mal que hayas cometido.

El papá perfecto se equivoca, el imperfecto también.  La diferencia está en que el papá perfecto insiste en que no se ha equivocado y el imperfecto, no sólo lo sabe sino que lo admite.  Si piensas que tus equivocaciones con seguridad han llevado a tus hijos e hijas a las circunstancias donde están hoy, no sigas equivocándote más, pero no los dejes, no los abandones.  Lucha por ellos, busca ayuda para redimirlos.

Si fuera necesario, sé que caminarías hasta el final del mundo para ayudar a un hijo, para ayuda a una hija.  La fuerza, el empuje para hacer eso se llama amor.  Haz uso de todo el amor que puedas para arrancar de tu corazón, para luchar por tus hijos.

Si yo tuviera que criar a mis hijas otra vez me ocuparía más de ellas y menos del reloj. Corregiría menos y conectaría más.  Usaría mis dedos más para pintar y menos para señalar.  Dejaría de actuar menos como el serio y jugaría más en serio.

Miraría más estrellas y buscaría menos faltas.  Abrazaría más y halaría menos.  Besaría más y gritaría menos.  Escucharía más y hablaría menos.  Me quedaría despierto una hora más con ellas.  Caminaría un kilómetro más de la mano con ellas.  Reiría más y frunciría menos.  Les hablaría más de las opiniones De Dios y menos de las mías.

Un día me encontraba en Australia tomando vino con uno de los hombres más adinerados de Europa.  Un tipo anglosajón, alto, de ojos azules y mirada profunda.  Ha conseguido la clase de logros que los mortales sólo sueñan con alcanzar.  Esa noche, en el lujoso balcón de uno de sus condominios, hablábamos sobre la Reina de Inglaterra, quien hacía apenas unas semanas le había otorgado el título de Lord.

Mientras él hablaba, utilicé todas mis habilidades teatrales para aparentar que estaba escuchando con atención todo lo que decía Lord Edmiston.  Contaba historias cautivantes y hablaba de temas sumamente interesantes -otro amigo que me acompañaba, más tarde me dijo que la conversación había estado "altamente fructífera"-.

Sucedía que la Gran Barrera de Coral nos quedaba en el cercano horizonte.  Imagínate:  estoy en Australia, en lo alto de un edificio de lujo con vista al mayor arrecife de coral del mundo, ¿cómo no me iba a resultad difícil concentrarme en la conversación cuando algo en mí quería ver si divisaba a Nemo o a Dory?

Confieso que de esa noche sólo me acuerdo de tres cosas:  el vino que estaba espectacular, no puede ver ni a Nemo ni a Dory y cuando yo le pregunté acerca de sus hijos, Lord Edmiston me contestó:  "El logro más alto que puedo tener es que al final de mi vida mis hijos sepan que yo amaba a Dios y que a ellos, yo los amaba profundamente".

Esa respuesta hizo que mi corazón se saltara un latido.  Indiscutiblemente, aunque tú no te suscribas a una creencia espiritual como la de este hombre, el que nuestros hijos e hijas sepan que los amamos y el que sepan que fuimos coherentes con nuestros principios y valores, es tal vez el logro más alto que podamos alcanzar.

El papá imperfecto no llegar a ser perfecto cuando alcanza un logro como éste.  Podemos llegar a la cima de nuestra labor como padres si somos amados, admirados y respetados por nuestros hijos e hijas, pero llegar a la cumbre no nos hace perfectos. Lo que nuestros hijos y nuestras hijas siempre amarán de nosotros, es que somos de carne y hueso; que a pesar de nuestras excentricidades y nuestras ingenuidades, fuimos la clase de papás con los que todos los hijos y las hijas del mundo siempre soñaron.

Mi meta no es llegar a ser un papá perfecto como el de las portadas de los libros tradicionales de familia.  Mi meta no es cumplir los requisitos para ser un papá de catálogo.  Mi meta es comenzar cada día siendo la clase de papá que, al final de la jornada, mis hijas sepan cuánto las amaba y cuánto amaba a Dios.  Es el poder, "caminar en mi cada, con integridad de corazón", por esto, quiero comenzar.

No puedo ser un papá perfecto, pero sí puedo ser un papá que ama perfectamente.

"EL PAPÁ IMPERFECTO"
Capítulo 10
El final es el principio
Junior Zapata
www.papaimperfecto.com


Entradas populares